¿TE GUSTARÍA PASAR UNA NOCHE EN LA CASA ENCANTADA?

En la ladera rocosa y desértica de uno de los cerros del barrio de Catapalla, al borde de un canal de regadío y a escasos metros de la carretera Lunahuaná - Pacarán, se levanta la enigmática Casa Encantada, construida con material noble, a mediados del siglo XX, cuando la mayoría de las viviendas eran de adobe en Lunahuaná.
La casa de dos pisos, con sótano, fue construida por los esposos Vladimiro Garbín, descendiente de italianos, y Victoria Rivas, dama lunahuaneña, quienes fijaron su hogar en una zona supuestamente estratégica, buscando tranquilidad y confort. Pero nunca imaginaron que vivirían horribles “pesadillas”, desde la primera noche que pasaron juntos en su flamante residencia.
Empezaron a oír ruidos extraños, como de gente caminando en la madrugada en el techo de su casa; ruidos que se convertían en risas y llantos tétricos. Sonidos de caballos relinchando y ahogándose. Se convirtió en un ambiente frío y tenebroso, donde puertas y ventanas se abrían y cerraban solas.
Presas del pánico, en vista de que nada los dejaba estar tranquilos, don Vladimiro y doña Victoria, decidieron al muy poco tiempo abandonar la casa, transfiriéndola a los esposos Muñoz, quienes también salieron locos de terror. Más adelante, el misterioso inmueble pasó a poder de la familia Rivas y, finalmente, Varillas. Lo cierto es que en 64 años, nadie ha podido habitarla establemente y sigue desocupada. Los frecuentes fenómenos paranormales eran de terror.
¿Una maldición familiar o maldición por la matanza durante la Guerra del Pacífico? El pacto con el diablo que habría tenido el primer dueño de la casa, constituye una maldición familiar, aunque se cuenta que la zona de la Casa Embrujada, habría sido cementerio de numerosos caídos durante la infausta Guerra del Pacífico, luego de que un grupo de  valientes lunahuaneños repelaran a los soldados chilenos, que atacaron el pueblo, destruyendo todo y asesinando a muchos lunahuaneños. Desde entonces es como si los espíritus existieran allí, controlando la casa.
El enigma recobró vigencia hace algunos años, cuando dos jóvenes turistas vieron la casa totalmente iluminada y escucharon música. Ellos se detuvieron a mirar el ambiente festivo. Una bella chica se les acercó e invitó cortésmente a ingresar a la casa, presentándoles a amigas y amigos. Rápidamente se aunaron a la reunión. En instantes en que estaban en pleno baile, se originó un apagón y todo quedó completamente vacío: gente, música y luces desaparecieron súbitamente.
Despavoridos de susto, los visitantes salieron corriendo de la casa. Uno de ellos saltó a la pista  y murió atropellado, mientras que el otro se accidentó y llegó moribundo al Hospital Rezzola de San Vicente de Cañete, siendo atendido por la enfermera Rosa Sánchez, quien relató este testimonio.
Algo más. Hace poco tiempo, el parasicólogo Félix Rivera, junto con reporteros del programa televisivo Contacto Esotérico, visitaron la Casa Encantada y terminaron muertos de susto. Sus cámaras, con baterías de 15 horas de duración, soportaron apenas 10 minutos, el sensor enloqueció y la temperatura se elevó a 77 grados, pese a que no había brillo solar.
En medio de una carga negativa, los reporteros empezaron a sentir escalofríos y observaron que desde el techo colgaban dos piernas, como si las piernas se las hubieran arrancado de sus propios cuerpos.
Flora Varillas, hija del propietario de la vivienda, Silviano Varillas, cuenta que en  varias oportunidades trataron de remodelar la casa, pero los trabajadores que metían la mano, murieron uno a uno. Los constantes fenómenos paranormales, dice Flora,  son de terror a los ojos y percepción de cualquier persona.
Después de leer esta oscura historia, ¿te aventurarías a pasar una noche en la Casa Encantada?... (Luis Villanueva Sánchez).


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