Las Leyendas de Lunahuaná: LA COLEGIALA DE MEDIANOCHE

Lunahuaná no sólo es un atractivo ideal para los amantes al turismo de aventura, gastronomía, naturaleza y vitivinícola, sino también para quienes gustan de la ficción y casos que encierran verdaderos misterios. En este blog me complace empezar a presentar leyendas, que llaman la atención de propios y extraños.

La Colegiala de Medianoche
Ocurrió al filo de la medianoche de un día del mes de noviembre de 1975, cuando en la casa de mis padres se celebraba mi onomástico, en el anexo de Jita.
La familia y amigos departíamos alegremente en un ambiente alumbrado por lámparas a kerosene. Era la época en que Lunahuaná carecía de energía eléctrica. En plena reunión, estando ecuánime, escuché una voz dulce y tierna de una mujer que me invitaba salir a la calle, desolada y oscura.
¿Quién podría ser a esa hora? Salí rápidamente, crucé dos ambientes y abrí presurosamente la puerta principal. ¡Oh, sorpresa!. Cara a cara, apoyada sobre la columna de la puerta, una bella chica de tez canela, cabellos largos, con uniforme escolar: blusa blanca y falda gris. Los tenues rayos de luz interior y la noche estrellada, me permitieron verla de cuerpo entero. Me impresioné, pero no me aterroricé.
-¡Hola, preciosa! Te invito a pasar.
-Gracias, aquí estoy bien.
-¿Cuál es tu nombre?
-No tiene importancia.
-¿Esperas a alguien?, ¿Por qué no pasamos?, insistí.
Esbozó una tímida sonrisa y reiteró:
-Aquí estoy bien, mirando la reunión. Quizá sólo me hace falta compañía.
Era una tentación, pero reaccioné al instante. Sus palabras no eran coherentes. Desde la posición de ella no se veía la reunión. La puerta y ventanas hacia la calle habían estado cerradas. Quedé perplejo. El temor se apoderaba de mí, sentí como que mi cabello empezaba a erizarse.
-¿Espera un momento?
Me retiré rápidamente, por unos segundos, para pasar la voz al familiar más cercano. Al retornar, con mi hermano, la “colegiala” había desaparecido por arte de magia. No se estacionó vehículo alguno y la calle estaba desolada. ¿Quién fue la extraña visitante? Nunca se supo, pero nunca olvidaré su dulce voz y rostro angelical.


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